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Mostrando entradas de diciembre, 2010

Reflejo de Traición

Sientes ese tacto frío hundirse en tu pecho. El aroma de la traición, ácido y letal, inunda tus fosas nasales y te impide respirar. ¿La sientes? La persona en quien más confiabas ha resultado ser una decepción como las demás. Tras una serie de interminables mentiras, has visto su verdadero rostro. Un rostro hipócrita que se escondía detrás de una máscara de encanto y amabilidad. La personalidad afable que creías que poseía no es más que una cruel pantomima para engatusar a los ingenuos. Y tú, crédulo e inocente, caíste en la trampa como todos los demás. Le abriste tu alma…y lo que fingía era un maldito estratagema para poder aplastar tu corazón. Te aproximas a la autodestrucción. Él excavó el nicho. Tú cincelaste la lápida. Carece de sentido intentar comprender el resto. Lo demás no importa. Lo demás es secreto. * * * * *

¿Quién teme al lobo feroz?

Tengo una duda. Una duda que se abre paso a través de corazas de denso acero. Se me clava su insistencia cual aguja, hundiéndose en mi carne y estremeciendo mis huesos. La piel tirante, acartonada, se funde en líquido gris ceniza que apesta a carbón de hoguera. Ella no lo sabe. No intuye nada. Oculto mi verdad bajo un manto de hipocresía. Y esta estrategia siempre funciona. Las personas no son como parecen. No parecen lo que son. Yo no lo soy. Tú tampoco. La realidad se fusiona con la pesadilla, cuando lo que veía venir se cumple una vez más.

Promesa de Vida

Una promesa vacía, el mensaje arrastrado por un vendaval. Las palabras mueren selladas tras tus labios, y tu visión parpadea unos instantes antes de desvanecerse. Realidad y ficción se funden en tu vida cuando todo cuanto tienes que contar no es más que un silencio eterno. Un silencio que te inunda, que se apodera de tu alma y de tu aliento en un segundo. No existes, no eres real. Sólo vives una vida robada. Una serie de oportunidades que no te pertenece. Eres una sombra. Sólo una imagen difusa en el agua. El sueño de aquel que te creó para sus fines. Un accidente fruto de la fatalidad que te hizo prisionero… …Para toda la Eternidad.

Tocas la oscuridad

«...Tocas la oscuridad en un instante, te arrebujas en el embriagador aroma de lo prohibido y la tiniebla. Aspiras por un momento el aliento sugerente de la mentira, que te envuelve como una segunda piel, consumiendo voraz las verdades a tu alrededor; recluyendo tu interior en un mundo de luces y sombras donde todo es único y perfecto. Un mundo ficticio en el que, paradójicamente, no necesitas fingir. Puedes ser tú mismo, libre e independiente, sin consecuencias, sin depender de nadie, donde solo tú tienes la capacidad de decidir. Nadie te hiere, nadie te miente, nadie te traiciona. Pero tan sólo se trata de una ilusión. Una apariencia. Un espejismo. Un velo que une dos mundos, de la muerte y la vida, y del cual, tú eres el único nexo. Finges que no te importa. Finges que todo va bien. Haces creer que eres como los demás cuando algo en tu naturaleza es totalmente distinto. Lo cierto es que el mundo para ti no es más que un trapo desteñido. Un harapo grisáceo que coart

¿Crees que todo es un sueño?

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¿Crees que todo es un sueño? ¿Una pesadilla que te atormenta, de la que eres incapaz de escapar por la noche y que durante el día desaparece? Sientes el aliento volverse hielo denso en tu garganta. Tu piel se enfría a pesar de estar cubierto por mil mantas. No se puede huir del miedo, no se puede abandonar la prisión de la mente. Lo que palpita en tu difuso interior tiene una belleza singular, un tipo de hermosura que es difícil de encontrar: Hermosa pero letal, como la belladona, como la adelfa, como la cicuta. Algo bello pero envenenado, cuya belleza se marchita pero cuyo veneno perpetúa la agonía. Cuidado con la flor ponzoñosa, su belleza es efímera pero sus espinas se clavan y no salen. Dulce angustia, dulce despertar. Bendito dolor extraordinario que corroe tus entrañas y estremece tu pecho. La imagen de un rostro como ese es el aliciente perfecto para un inconmensurable tormento. Una tortura que se prolonga hacia el infinito. Un dolor lacerante que palpita en tu sien mi

Una palabra como respuesta

A veces una palabra revela la verdadera naturaleza de las cosas. Una palabra poderosa que ha existido en todas las épocas, presente en todas las lenguas imaginables. Una palabra universal que sirve como respuesta a cualquier pregunta. Una palabra que, al ser pronunciada, hace a dos corazones solitarios palpitar al unísono. Una palabra que desencadena un cosquilleo, un cosquilleo que se extiende como un hermoso estremecimiento en el oxidado reflejo del espejo. Una palabra que permanece, que rejuvenece tu reflejo mientras tú te marchitas, manteniendo esa dulce y lejana sonrisa beatífica.