Con una venda en los ojos

«Ciega. Así es cómo estás. Ves solamente lo que él quiere que veas. Te ha estado corrompiendo la mente con palabras dulces y empalagosas que han hecho que te aísles de todo y de todos: todo para tenerte en exclusiva para él. 
Es tu dueño y no lo sabes. Tienes una ilusión de independencia que no existe. Le perteneces, eres su títere; te mueve de un lado a otro como el viento mueve las hojas en otoño. Tú, sumisa y dócil, realizas sus deseos sin darte cuenta siquiera. Crees que es él quién te obedece, sin percatarte de sus pequeñas e imperceptibles manipulaciones; él te desplaza como a un peón haciéndote pensar que sus sugerencias han sido ideas tuyas. 
Porque le ves como a un dios inalcanzable, para ti no hay nadie tan especial como él. Al compararlo con otros, no le ves ningún defecto: es un ser perfecto, materializado en tu vida para llenarte de gozo y felicidad. No entiendes cómo una criatura tan irreal puede estar contigo, eso hace que te desvivas para complacer sus caprichos y así no te abandone. 
Porque te da miedo la soledad; para ti es un pozo sin salida que te provoca inseguridad y que te satura de complejos absurdos. Él se aprovecha de eso: toma fuerza de tu miedo, de tu baja autoestima, y cada vez ejerce mayor poder sobre ti. Y, sin darte cuenta, acabas atrapada: deslizándote por una espiral descendente que se antoja interminable y cuyo final sólo puede ser el desastre.
La gente que te quiere, que se preocupa, tratan de hacerte ver el pozo en el que te estás hundiendo. Pero tú les ignoras, llevas una venda negra muy fuertemente anudada alrededor de los ojos y no ves nada más que las sombras que él quiere mostrarte. No percibes tu descenso y cómo sube el nivel del agua hasta llegarte casi a la frente, ahogándote entre estertores. Mientras tú te sigues engañando con la certeza de que todo va a salir bien si él está a tu lado.
¡Despierta de una vez, por favor, antes de que sea demasiado tarde!»

Comentarios

  1. Es...espeluznante, que alguien pueda hacer algo así...
    Me ha encantado

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    Respuestas
    1. Desgraciadamente, pasa y mucho. Hay personas que resultan dañinas para otras hasta extremos muy difíciles de imaginar a menos que veas la situación desde fuera. Lo mejor es intentar abrir los ojos a esas personas cuanto antes; de otro modo, acaban ahogándose.
      Un saludo.

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