Conocer a alguien nuevo

«El calor de una sonrisa, el estremecimiento que provoca un breve pero intenso intercambio de miradas. La fuerza que transmiten un par de comentarios sin importancia, unas frases que rompen el hielo y abren la puerta a un sinfín de posibilidades.
La relación empieza a asentarse, ignoras de que hablar pero no importa porque la otra persona rellena los espacios con su encanto y desparpajo. La conversación toma un giro inteligente y se desarrolla fluida y agradable. Sin tensiones, sin dobles sentidos traicioneros, sin veneno y sin sarcasmos crueles.
No te sientes nada incómodo: eres libre, puedes ser tú mismo porque te comprende y te valora por lo que eres. Y ése es el mejor regalo que alguien podría hacerte».

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