¿Quién teme al lobo feroz?


Tengo una duda. Una duda que se abre paso a través de corazas de denso acero. Se me clava su insistencia cual aguja, hundiéndose en mi carne y estremeciendo mis huesos. La piel tirante, acartonada, se funde en líquido gris ceniza que apesta a carbón de hoguera.
Ella no lo sabe. No intuye nada. Oculto mi verdad bajo un manto de hipocresía. Y esta estrategia siempre funciona.
Las personas no son como parecen. No parecen lo que son.
Yo no lo soy.
Tú tampoco.
La realidad se fusiona con la pesadilla, cuando lo que veía venir se cumple una vez más.

Comentarios

  1. Pableras hacia tiempo que no me pasaba por aqui pero veo que tus textos me siguen encantando :)
    Feliz Navidad!

    ResponderEliminar
  2. Texto magnífico, precioso. Cualquiera se puede sentir identificado y reflexionar.
    Un saludo!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Comenta si tienes tiempo y si quieres, de otra manera...¡da lo mismo!

Entradas populares de este blog

Lucero del alba

Una mentira nunca vive hasta hacerse vieja

Déjame en paz, futuro