Estrella del Rock

Estrella del Rock.

Ardiente sex-symbol.

Ídolo de Masas.

Así es como eres. Así es como te dicen que debes ser.

Pero... ¿qué se oculta tras esas impertérritas sonrisas que te ves forzado a mantener en cada instante?

¿Qué siente realmente el deseado arquetipo, cuando en todo momento tiene que estar feliz y contento, y mirar sin instinto asesino al siempre fijado objetivo de las cámaras? ¿No se sentirá intimidado?

¿No se da cuenta la gente de la presión que supone saberte modelo y fantasía de prácticamente el mundo entero?

Y aún así, la vida gira en torno a tu ascendente carrera. Tu fama se propaga como la pólvora y cada vez te es más y más difícil mantener la compostura; ser capaz de estar intimando con aquellos que te importan sin tener sobre ti a la prensa rosa, a una lluvia de paparazzi venidos de ninguna parte, por no hablar de los fans histéricos que por cada segundo transcurrido están más obsesionados por hablarte. O conocerte. O tocarte. O…

Y entonces subes al escenario y… la sensación es indescriptible. Sientes la adrenalina fluir a toda pastilla por cada uno de tus vasos sanguíneos. Notas la boca totalmente seca.

Sabes que te adoran. Sabes que matarían por estar donde estás. Y durante unos breves momentos, mientras representas tu papel en este mundo mediático, mientras das a la Masa lo que quiere, te sientes… bien. Satisfecho. Realizado. Quieres darlo todo y no te importa perecer en el intento.

Pero… admítelo. Sólo es un fugaz instante. Ya lo sabes.

Es imposible vivir así. Mantienes dos vidas separadas por un estrecho margen de realidad que cada vez es más y más fino; pronto el mundo verá quién eres realmente. O quién te obligan a ser, «realmente».

Porque tú ya no te perteneces a ti mismo. No existes. No eres una persona real. Sólo puedes aspirar a convertirte en la fantasía de otros. No eres más que una marca registrada. Un muñeco con sello de autenticidad. Un títere sin nombre y sin voz, cuyas decisiones son tomadas por los propietarios, titiriteros que no vacilan lo más mínimo en moverte a sus anchas para conseguir beneficios.

Y entre tanta mentira, tanta fachada, tanta hipocresía… Tú, en tus breves momentos como ser humano auténtico, piensas… ¿Acaso merece la pena seguir viviendo así?

¿Es esto a lo que puedes llegar? ¿A no ser más que el reflejo de lo que otros quieren ser?

¿La sombra de lo que ellos mismos son?




F.L

Comentarios

  1. Me encanta como escribes pableras, me ha encantado el texto y creo que tienes razon, al fin y al cabo Kesha tan solo es un mero producto de nuestra imaginacion.
    Gracias por dedicarmelo :)

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  2. Hablo de las estrellas en general, xD
    Si quieres que se refiera a Kesha es cosa tuya jeje...
    ¡¡¡Besos!!! ¡Feliz cumpleaños!

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