¿Por qué a la gente le aterra tanto ver y decir la verdad? ¿Por qué cada vez que oímos la palabra « mentira » , a muchos de nosotros nos tiembla la nuez? ¿O entrecerramos los ojos, respiramos agitados o, simplemente, desviamos la mirada, tratando de mantener la compostura? Nuestras pupilas se dilatan, nuestra voz se aflauta, sentimos deseos de mordernos la lengua para no hablar. Eso para algunos. Para otros, en cambio, es más natural. Mentir les resulta tan fácil como respirar. Pero no siempre todo es tal y como lo pintan. Siempre hay varios tonos de gris. Cuando eres un buen mentiroso, tú lo sabes, los demás no. Te sientes orgulloso, aunque te reconcome al principio, muy pronto la conciencia deja de darte la tabarra. Total…por una mentirijilla más. Pero no acaba ahí. Esa mentirijilla, te arrastra a otra mentirijilla y esta a otra, y esta a otra y esta a otra… y así sucesivamente. Pronto no estáis solo tú y tu inocente mentirijilla, porque tienes tejida en torno a ti una co...