Baile de máscaras

Todos usamos máscaras. Son esas caretas de plástico que colocamos sobre nuestro verdadero yo para esconder las cosas que no nos gustan de nosotros mismos. Nuestros secretos, nuestros defectos, nuestros pecados. Aquello que enterramos para fingir que no existe, que no nos persigue, que no está siempre presente. 
Al principio, cuando conoces a una persona, resulta muy fácil y práctico llevarla: puedes ser quien siempre has querido ser, mostrando a esa persona sólo lo que quieres que vea hasta que finalmente llega a creerse que eres así. 
Pero luego, con el tiempo, el plástico se desgasta y la máscara se cae, poniendo al descubierto tu verdadera naturaleza. Es entonces cuando la otra persona ve por fin cómo eres realmente. Aunque, la mayoría de las veces, su antifaz también se desprende y tampoco esa persona resulta ser lo que tú creías.
Y todo es mentira, vuestra relación sólo fue un baile de máscaras: dos desconocidos danzando juntos al compás, sin saber qué hay más allá del disfraz de cada uno.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una mentira nunca vive hasta hacerse vieja

Lucero del alba

Déjame en paz, futuro